Esta imagen de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014 dice mucho. La última de las estrellas debía convertirse en el último anillo olímpico, pero falló, y dejó a Rusia y a Putin mal parados en un momento crucial. Esta estrella es un símbolo de todas esas cosas negativas que han marcado a los Olímpicos de Sochi, pero sobretodo a Rusia y Putin.
Antes de que comenzaran los Olímpicos de Sochi, escuchamos varias voces preocupadas, especialmente desde el lado del Comité Olímpico Internacional, que advertían o cuestionaban el daño que podía hacerle Putin a la marca y la imagen de los Olímpicos con sus declaraciones y políticas homófobas y toda la controversia mediática que éstas comenzaron a generar.
(Fuente: The Guardian)
Históricamente, los Juegos Olímpicos son escenario del olimpismo, de la hermandad y la igualdad y unidad entre naciones a través del deporte. Para las ciudades y países que los han albergado, los Olímpicos son una vitrina al mundo sin igual, que les ha permitido explotar su gran potencial para la internacionalización y la proyección internacional de su marca país y de la ciudad o región. Todos sabemos la importancia que revisten estos eventos en términos de posicionamiento y de proyección internacional, tanto económica como política y culturalmente, además de los retornos que éstos generan. Por esto la competencia por la sede olímpica es tan fuerte hoy en día.
Muchos han sabido aprovechar los Olímpicos para apuntalar sus objetivos políticos y económicos. Barcelona ’92 se convirtió en un símbolo de transformación social y económica y en el génesis de una cooperación muy positiva entre la sociedad, las empresas y el gobierno (el llamado «Modelo Barcelona») y pusieron a Barcelona en el escenario internacional; Beijing ’08 dieron sustento a la China como potencia mundial, entre otros ejemplos.
(fuente: Globalpost)
La intención de Putin con los Olímpicos de Invierno era reposicionarse como un líder fuerte de un país fuerte y potente ante sus contrapartes (notablemente ante Estados Unidos). Pero en Sochi no ha logrado más que desprestigiarse y arrastrar consigo a Rusia. Sus políticas, leyes y declaraciones homófobas han generado una gran controversia, justificada, y también han sido blanco de críticas la falta de preparación de las instalaciones (literalmente, de cartón), que se terminaron de construir ‘con los codos’ y sorprendentemente bajo grandes costos, y por otro lado también pesó la inseguridad debida a las amenazas de violencia o terrorismo por parte de grupos del Cáucaso.
El primer punto, por sí solo, es suficientemente fuerte para marcar el fracaso de Putin y Rusia. Es evidente que hoy, a los ojos de la sociedad internacional, la discriminación y la violación de la igualdad de las personas es inaceptable. Y qué lugar mejor que un escenario olímpico para dejar claro este mensaje.
Nos alegra ver que se han levantado voces de protesta desde varios frentes: organizaciones de derechos humanos, gobiernos, personas y colectivos, y sobretodo, compañías. Lástima que los patrocinadores oficiales (Samsung, Dow, Panasonic, McDonalds, Visa) se hayan limitado a «expresar su preocupación» al COI. Pero muy bien por grandes marcas como AT&T, Google, Chobani, entre otras, que han alzado su voz, cada una a su manera, en contra de la discriminación y a favor de la igualdad.
El Doodle de Google del 7 de febrero, día de la inauguración, representaba diferentes deportes en un fondo multicolor, en una clara alusión a la igualdad y los derechos LGBT. Además, la página principal de búsqueda estaba encabezada por un extracto de la Carta Olímpica:
«La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y dentro del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, solidaridad y espíritu de amistad y fair play».
AT&T fue la primera en pronunciarse públicamente, con una declaración en su blog titulada «A time for Pride and Equality«.
Chobani, por su parte, difundió su campaña «Naturally powering everyone» y emitió declaraciones de rechazo ante las políticas homófobas de Rusia.
Para terminar, no podemos dejar de destacar y compartir estas dos campañas de organizaciones LGBT de Canadá y Noruega.