Por fin llegó el día del Rebranding de Barbie!
Y no me refiero a un cambio en la marca, sino a un cambio de ‘forma’ más profundo. Barbie, la rubia e icónica muñeca que ya tiene más de 50 años pero permanecía intocada por el paso del tiempo, siempre con su figura, su maquillaje y sus vestidos rosa, recibió una pequeña cirugía ortopédica que le dio articulaciones a sus tobillos, y con ello, la posibilidad de transformarse en una mujer que va de tennis, valetas, converse, o el tipo de zapatos que quiera llevar, sin limitarse a los lindos pero incómodos y torturantes tacones.
Este pequeño cambio, en realidad toca la esencia de Barbie. Cambia por completo quién es ella, a qué aspira, hacia dónde va, y cuál es el mensaje y el rol que transmite a sus seguidores, en especial las niñas.
Mattel, la compañía detrás de Barbie, fue consciente de esto, tras ver sus ventas caer de manera sostenida. Se dio cuenta de que las niñas ya no querían su muñeca fashion de siempre, sino juguetes poderosos, inspiradores. Se dieron cuenta de que Barbie perdió relevancia, y sus compradores y públicos tienen unas expectativas y necesidades diferentes. Sus consumidores y su entorno, obligaron a Barbie a reinventarse.
Como muchas otras compañías, los fabricantes de juguetes deben ser conscientes de que lo que hacen y venden tiene un gran impacto en la vida de los niños, en la formación de su personalidad e identidad, de sus ideas sobre la vida y los roles humanos, y que tendrán un gran impacto en su desarrollo al convertirse en adolescentes y adultos.
Aunque es cierto que en últimas esta responsabilidad recae en los padres, quienes son los encargados de educar a sus hijos, las compañías de esta industria tienen muy claro que también son los padres quienes toman las decisiones finales de compra, impulsados por sus hijos. Y que cada vez esos padres, como todos los consumidores, miran más que el producto y el precio a la hora de comprar.
El mundo de hoy y los consumidores demandan compañías y marcas responsables y sostenibles. Que contribuyan a la sociedad, cada una desde su ámbito. Que sean transparentes. Que cuiden el ambiente. Que nos ayuden a ser mejores seres humanos, a crecer, a desarrollarnos, a ser felices.
las niñas, las niñas necesitan marcas y compañías que les den poder y les ayuden, en todo el mundo, a superar la brecha que todavía existe entre hombres y mujeres. Que les transmitan roles positivos e incluso mensajes inspiradores. En lugar de los ya cansados juguetes estereotípicos de rol -como la ama de casa, la mamá con los bebesitos, la princesa-, las niñas necesitan más juguetes de ciencia, juguetes que fomenten su creatividad, más libros, mas héroes y heroínas cotidianos y reales, con los que puedan relacionarse.
Las niñas necesitan barbies que se pongan tenis, que se vistan como quieran y sean igual de poderosas, que sean ejecutivas, CEOs, cirujanas, astronautas, físicas, científicas nucleares, presidentes, deportistas, exploradoras. Incluso, por qué no, Barbies solteras, Barbies sin hijos, Barbies que no buscan a Ken, sino tal vez a otra Barbie, Barbies de todas las razas, altas y bajitas, gorditas y flaquitas. En fin, se me ocurren todo un universo de posibilidades, que son un reflejo más real del mundo que nos rodea y en el que queremos vivir. Los niños también necesitan jugar con Barbies, así como las niñas necesitamos (me incluyo porque me siento en contacto con mi niña interior al escribir esto) jugar con carritos y legos y ensuciarnos trepando árboles o jugando fútbol….
Algo tan sencillo como unos tobillos ‘articulados’, ese pequeño detalle, es un primer paso hacia una dirección positiva, que puede hacer que Barbie se reposicione y gane relevancia para un mundo actual de niñas que no sueñan con ser princesas perfectas, encontrar a su príncipe azul, o el rubio Ken, y vestirse como postres con sus figuras altas y esbeltas, irreales, y sus caras escondidas detrás de toneladas de maquillaje. Con este cambio Barbie comienza a cambiar su esencia y sus mensajes, aunque es sólo un tímido comienzo.
Otras marcas como Always, con su hermosa campaña ‘Like a Girl’ y Dove, con su ideal de marca de ‘Real beauty’ (Belleza real), ya han ido mucho más lejos y creo que hoy son ejemplos a seguir para todas las marcas que quieran reconectar su esencia con la esencia linda y vibrante de las mujeres.